Hoy, el cielo ha llorado en tu último y definitivo adiós. El sol, que
tibiamente había despertado, ha escondido su brillo mientras una lluvia de
lágrimas mojaba nuestra silenciosa pena.
En tu pequeño rincón se han quedado contigo las blancas flores que
perfumaran tu sueño de paz infinita.
Y, en un intento de compensar tu pérdida, en ese entorno de Gallecs que
tan bien conoces, entre bosques y campos de espigas que el sol de primavera ha
ido dorando, mientras tu languidecías, dos pequeños árboles verán pasar la vida
y perdurarán en el tiempo.
Las palabras del poema que alguien que te quiere ha deslizado suavemente
nos han recordado la fragilidad del cuerpo frente a la fortaleza de los
sentimientos. Fuertes, pero incapaces de
frenar lo inevitable.
Hoy te vas de este blog del que has sido parte vital. No podrás volver a
él, aunque estoy segura que lo seguirás leyendo. Tu involuntaria marcha se
merece, cuanto menos, este pequeño homenaje y las palabras que ya te dije y no
quiero que olvides.
“Querida amiga
Dicen que cuando se nos
cierra una puerta se abre siempre una ventana. Tu has sido esa ventana desde
donde he podido ver la alegría, el optimismo, la fuerza y la lucha. Pero hoy se
han bajado las persianas y tu luz ya no brilla. Nos hemos quedado todos con la
llama temblorosa del candil de tu recuerdo.
Podría decir muchas cosas de
ti que quienes te queremos vamos a añorar, pero quiero recordar especialmente
aquellas que se quedaban entre tu y yo.
Aquellos atardeceres
recorriendo Gallecs, esquivando ciclistas que apenas oíamos acercarse,
absortas en nuestras historias. Estirando el camino en una charla sin fin. Qué
corto se hacía!! El último paseo fue más
cansado y con algunas pausas, pero seguías siendo la misma, con las mismas
ganas.
Esas largas charlas
telefónicas. Solas, muy entrada la noche, casi de madrugada, cuando todos
dormían. Hasta agotar la batería de los teléfonos. Después negábamos que fueran
tan largas…
Las tardes de tiendas
probándonos toda la ropa que no íbamos a comprar …
Tus relatos detallados
mientras nuestros “maridos” te decían:
“al grano Loli, al grano”….
Te has ido muy pronto,
amiga. Has dejado nuestra lista de “tenemos que ir” llena de destinos pendientes.
Pero te quiero hacer un
encargo: allí donde estés, seguro que
también hay rincones por descubrir y
rutas por recorrer. Mientras esperas, prepara
otra lista de “tenemos que ir”, busca lugares bonitos por donde caminar
y… espera…, que a ninguno se nos
olvidarán las botas…
Eso sí!! recuerda que los caminos no sean cuesta
arriba. Que subir y hablar siempre se nos ha hecho un poco difícil. Y para
cuesta arriba ya está la Vida que ahora, sin ti, va a ser un poco más dura.
Mientras tanto yo, cada vez que vuelva a perderme por esos campos
que a ti tanto te gustaban, cada vez que encuentre algún espárrago, unas moras
o tantos otros frutos silvestres, sabré que tú estas cerca y lo disfrutaré por
ti.
Me quedo con tu último
abrazo y tu infinita sonrisa.
Hasta siempre, amiga!!"